2 de diciembre de 2007

Un hombre por el que matar

Parecía el tipo de persona que se oxida rápidamente al contacto con el aire, con el agua, con la vida... Pero también tenía un lado irresistible, como si el peligro como definición se hubiera hecho carne en él. Seguramente muchas mujeres en aquel mismo santuario habrían caído a sus pies nada más entrar. Su mirada de lobo era a la vez una provocación y una advertencia...

Mientras caminaban entre sacristías, Moira llegó a la conclusión de que si tuviera que elegir un hombre por el que matar o morir, sería Litio. "Preferiblemente, matar", meditó con una sonrisa, y se llevó la mano a la espalda para asegurarse de que el cuchillo que ocultaba seguía en su sitio.